El economista de MATE, Lavih Abraham, calificó la salida del cepo como «relativa», criticó el triunfalismo oficialista por el acuerdo con el FMI —que profundizará la desigualdad—, alertó sobre el estancamiento económico y la necesidad de actualizar la medición de la inflación que evidencia una mayor caída salarial.
Mariano D’Arrigo: Estamos de vuelta en Mesa Testigo. Vamos a hablar ahora con Lavih Abraham, él es docente universitario y también integrante del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (MATE). Lavih, ¿cómo estamos?
Lavih Abraham: Bien Mariano, gracias por la invitación.
Mariano D’Arrigo: Gracias a vos por venir. Bueno, semana con muchas novedades en el plano económico. Una de las más importantes de los últimos tiempos es la salida del cepo, por lo menos el anuncio del gobierno. ¿Esperabas que se diera en este momento? Quizás había una especulación de que podía darse más adelante.
Lavih Abraham: Bueno, hay que decir que es una salida relativa del cepo, primero. Es una salida para las personas físicas (humanas), no para las empresas, que recién el año que viene pueden acceder al mercado único libre de cambios. Y además, las personas ya podían comprar dólares vía MEP, vía aplicaciones, en los bancos, a un precio un poco más alto, pero en general no es que no había acceso a los dólares hace un tiempo. Lo que viene a hacer esta medida es, simplemente, más propagandista que tener un efecto real. Por supuesto que es un efecto muy fuerte para el gobierno, un espaldarazo que bueno, viene a decir «nosotros venimos como a cumplir un poco lo que prometimos». Me parece que eso es lo más destacable, más que la medida en sí.
Mariano D’Arrigo: ¿Por qué te parece que el gobierno distinguió persona física y mantuvo las restricciones para empresas?
Lavih Abraham: Porque no están los dólares, en realidad. Porque las empresas tienen miles de millones de pesos acumulados en ganancias. Son pesos que pueden ir al dólar, digamos, y que efectivamente empresas multinacionales y también argentinas quieren dolarizar sus carteras. Y bueno, esa es una posibilidad latente. No solo las ganancias de las empresas, nosotros estuvimos viendo balances con nuestro equipo, bueno, ahí estamos hablando de 25.000 millones de dólares en ganancias en pesos que podrían eventualmente ser convertidas a dólares. Obviamente no van a ser todas convertidas a dólares, pero bueno, efectivamente si se habilita un «chorro» sin cierta progresividad, bueno, podría haber una corrida contra el dólar. Necesitaba el gobierno tener también el préstamo del Fondo para poder apretar, ¿no?
Mariano D’Arrigo: En el gobierno va a haber cierta euforia, mucho triunfalismo después de esta primera semana en que el movimiento, por lo menos de la cotización, no varió. ¿Qué te parece que puede pasar con el precio del dólar en las próximas semanas o en los próximos meses?
Lavih Abraham: Bueno, primero, la cuestión de la euforia me parece que también es bastante de propaganda. El gobierno, de alguna manera, está escondiendo el fracaso de la primera parte de su programa de gobierno y su programa económico específicamente. Está escondiendo el fracaso porque el dólar se le estaba yendo y porque no le quedó otra que ir al Fondo Monetario Internacional porque se estaba quedando sin reservas. Ahora bien, va al Fondo Monetario Internacional y lo presenta como una victoria. Es algo que, bueno, se ha tergiversado un poco el sentido de lo que pasó. Dicho esto, bueno, efectivamente ahora tiene la espalda para llegar tranquilo hasta las elecciones. Tiene 15.000 millones, por ahora, 20.000 millones de dólares van a ser más adelante, que le permiten enfrentar cualquier tipo de corrida en el mercado. Entonces, la cotización del dólar va a estar quieta necesariamente, por lo menos por un tiempo.
Mariano D’Arrigo: Este préstamo del fondo, más lo que pueda entrar para una nueva ronda de carry trade, más la cosecha, ¿te parece que le alcanza al gobierno para construir ese puente hasta las elecciones?
Lavih Abraham: Sí, yo creo que sí. Y bueno, un poco también está como generando las expectativas que también son importantes, parece raro esto, pero generar las expectativas de que va a estar todo bien es parte de hacer que todo esté bien. Y bueno, por supuesto tiene el apoyo de las grandes corporaciones, lo que se llama el círculo rojo, el apoyo de, en otra época se le hubiera dicho, el gran capital local, digamos, que efectivamente apoya al gobierno y que bueno, también se está negociando de esa manera para que no haya presiones sobre el dólar. Entonces me parece que dada la cuestión esta política, en el sentido de con qué apoyo cuenta, y la cuestión económica que es justamente tener las reservas, sí, va a llegar. Me parece que esto es un poco nuestra lectura.
Mariano D’Arrigo: Ahora, el acuerdo con el fondo tiene dos partes: el desembolso por un lado, ahora está claro que no es gratuito, ¿no? El documento establece una serie de condicionalidades. Digo, ¿son las mismas condicionalidades de siempre? ¿Hay un nuevo fondo?
Lavih Abraham: No, no hay un nuevo fondo, siempre hay condiciones. Y acá las condiciones, bueno, el documento es largo, complejo, estuvimos viéndolo también. Se exige más o menos lo mismo de siempre. Se exige más ajuste. En eso el gobierno le viene bien tener una voz de afuera que le dice que haga lo que viene haciendo. Y por otro lado se exigen más ajustes de fondo: un ajuste previsional, no sabemos todavía qué forma va a tener, pero probablemente extensión de la edad jubilatoria, es decir, nos vamos a tener que jubilar más viejos y viejas todos. Probablemente el fin del monotributo, pero eso el gobierno seguramente lo va a discutir. Y bueno, las típicas condicionalidades de un ajuste sobre el gasto público y la destrucción o el desmembramiento de grandes vastos sectores del Estado mismo que hacían un montón de cosas en territorio, en las provincias. Bueno, el gobierno ajusta, le endilga a las provincias o les tira el fardo a las provincias y les quita también los recursos. Bueno, efectivamente este ajuste lo vamos a seguir viendo. Ahora el gobierno además tiene un poco esto que te decía, al Fondo diciéndole «bueno, tranquilo, hágalo» y entonces ya no es el ajuste de Milei, es el ajuste externo que Milei medio que no le queda otra que cumplir pero que lo hace de buena gana.
Mariano D’Arrigo: Sí, sí, es el Fondo tomando las riendas de la economía argentina, ¿no?
Lavih Abraham: Sí, en buena medida sí, en buena medida más que antes, más que otras veces inclusive. El Fondo no ha escatimado en ajustes propuestos en ese documento. Entonces, digo, esto de las jubilaciones no es menor, cambiar el sistema previsional es algo histórico, es algo que no se hace todos los días y que bueno, seguramente se va a venir más adelante y me parece va a ser una de las noticias más graves, más duras para la mayoría, sobre todo de la gente que está por fuera del sistema previsional, no, sistema previsional, sino que no está regularizado en sus trabajos ahora y que no le va a costar poder tener una jubilación el día de mañana. Me parece que Argentina se enorgullecía de ser el país con mayor cobertura previsional de América Latina y bueno, eso…
Mariano D’Arrigo: Vamos hacia una estructura más latinoamericanizada.
Lavih Abraham: Sí, que en general es eso también, porque lo otro, lo otro que hay que decir es que este gobierno tomó el dólar como ancla, es decir, fijó el valor del dólar para que no se vayan los precios. Pero hay otra ancla, que es la de los salarios. Es decir, mantuvimos salarios bajos, salarios estatales bajos, salario mínimo vital y móvil legal destruido, y ciertos sectores que pudieron acomodarse, pero muchos otros sectores que, digo de los trabajadores, que no se acomodaron al aumento de precios. Entonces, dólar planchado y salarios planchados. Bueno, efectivamente es más latinoamericano, vamos a una sociedad más desigual, más parecida a Perú, a Paraguay, a República Dominicana, un poco los modelos que siempre tiene en la cabeza Milei, digamos.
Mariano D’Arrigo: Lavih, ¿cómo ves la situación de la inflación? Que la última medición marcó un salto importante con respecto a los meses anteriores.
Lavih Abraham: Me parece que nunca le encontraron la vuelta a la cuestión de lo que llamamos la inercia inflacionaria. Bueno, lograron bajar el gran salto inflacionario de la devaluación, ahora probablemente haya otro salto, pero hay una inflación de dos, tres, cuatro puntos –ahora subiendo un poquito, en un momento bajó– que no se logra bajar, que el gobierno no da en la tecla sobre cómo llegar a cero o a uno, digamos, a lo que fue la convertibilidad en los años 90. Bueno, ahí falta cierta regulación, falta paradójicamente más intervención estatal si se quiere bajar la inflación. Porque el mercado argentino está acostumbrado a muchos años de inflación y tiene mecanismos que la sostienen a lo largo del tiempo, mecanismos contractuales, mecanismos legales, digamos, indexación, como los alquileres atados a la inflación que generan inflación hacia futuro. Bueno, ese tipo de cosas no se mete el gobierno y paradójicamente es lo que le cuesta hacer bajar la inflación. Me parece que seguimos con un año de alta inflación, sobre todo en términos históricos y comparativos con el resto del mundo. A Argentina no se le terminó la inflación, el problema no se terminó.
Mariano D’Arrigo: Ahora, además, también es como un desafío narrativo hasta conceptual, ¿no? Porque el gobierno parece haber dejado de lado esta idea de que la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario, y está apelando a una especie de neomorenismo mostrando los negocios donde hay suba de los precios, hablando con los supermercados para tratar de ralentizar, ¿no?
Lavih Abraham: Finalmente, entonces, creo que por la forma menos esperada se da cuenta en el ejercicio del poder y en el ejercicio de cómo funciona efectivamente la economía argentina este gobierno, de que la inflación es un fenómeno mucho más complejo, que tiene muchas causas, que efectivamente puede haber algo en el déficit fiscal y en la emisión monetaria, eso no le niega a nadie, pero que efectivamente hay que mirar los formadores de precios, hay que mirar los contratos, hay que mirar la distribución, la logística, bajar ciertos costos y esta inercia inflacionaria que te digo que bueno, no dan en la tecla para nada.
Mariano D’Arrigo: ¿Qué pasa con el cambio en la metodología de la medición de la inflación que es algo que se está discutiendo mucho en las últimas semanas?
Lavih Abraham: Sí, está muy bien. Nosotros también desde nuestro equipo lo venimos discutiendo hace bastante y hemos publicado inclusive una medición alternativa. Es importante que el INDEC lo haga, hay que ver cómo lo hace, habrá que estar atentos al cambio que efectivamente hacen, pero sí está bien que lo haga. ¿Por qué? Brevemente: ¿Cómo se mide la inflación? Con los consumos de la gente, luego se valorizan. Pero los consumos que toma el INDEC actualmente son los de 2004, hace más de 20 años. Bueno, son consumos vetustos. En 2004 no había internet o no había celulares, o sí había pero no representaban el gasto que representan ahora. Bueno, hay que actualizar esos consumos y eso lo tiene que hacer el INDEC para después valorizar esos consumos actuales y tener una inflación más realista y no una inflación de cosas que no consumimos más.
Mariano D’Arrigo: Además, en el 2004, por ejemplo, el peso de los servicios del hogar era mucho más bajo a la salida de la convertibilidad, que habían quedado muy planchados. Hoy representan mucho más en el gasto de las familias, ¿no?
Lavih Abraham: Exactamente, eso también hay que mirarlo, cuál es el peso relativo de cada uno de los gastos de los hogares y recalculando esos pesos con encuestas más actuales, bueno, llegar a un nuevo índice de precios. Nosotros desde nuestra consultora lo tomamos, calculamos, utilizando los mismos datos que INDEC ahora va a utilizar, que son los de la última encuesta de gasto de hogares, y nos da una inflación más alta necesariamente. En el último año, hasta el mes pasado que era 67 la inflación medida por INDEC, nos daba 89 a nosotros. Son 10, 12 puntos en el año que bueno, que ahora el INDEC va a recalcular y que va a dar para arriba y que va a demostrar mayor pérdida salarial sobre todo y peor distribución del ingreso.
Mariano D’Arrigo: Claro, no es menor no solamente en términos estadísticos, sino en términos de insumo, por ejemplo, para la discusión de paritarias, ¿no?
Lavih Abraham: Por ejemplo, y en la pobreza, bueno, efectivamente, eh, no es menor que cambie la evaluación, el cálculo de la inflación, va a pegar en todas estas cosas y va a demostrarnos que efectivamente… también lo que se ve en la calle, digamos, lo que ven los comerciantes, lo que ven los taxistas, lo que ve la gente que tiene que venderle a alguien que no le alcanza la plata, ni que hablar del que no le alcanza la plata, por supuesto, que efectivamente ven que la inflación, bueno, baja, pero los sueldos alcanzan realmente menos que lo que alcanzaban hace un año y medio atrás cuando asumió el gobierno.
Mariano D’Arrigo: Lavih, gracias por venir hoy a Mesa Testigo.
Lavih Abraham: Gracias Mariano por la invitación.