Diego Kofman
La actividad económica asiste al segundo trimestre consecutivo de retracción. Los principales factores que explican ese escenario son la caída del consumo privado y la reducción de las exportaciones netas (el saldo entre las ventas y las compras al exterior). El segundo trimestre de 2014 quizá será el tercero con una pauta similar. Entre los elementos que explican el primer factor, podemos mencionar la caída del poder de compra derivado de la aceleración del proceso inflacionario que tuvo lugar entre junio de 2013 y marzo de este año. También se puede mencionar la incertidumbre producida por la desestabilización cambiaria y la posterior devaluación de principios de año. En tanto, en relación con el segundo factor mencionado podemos señalar el impacto que tiene la retracción de la demanda externa al sector automotor y la retención de granos por parte del sector agroexportador.
Para enfrentar esta situación en el corto plazo puede ser provechoso articular políticas públicas haciendo eje en la consolidación de la actual tendencia a la baja del proceso inflacionario, con medidas que apuntalen el programa de Precios Cuidados. El control de la inflación permitirá que el actual proceso de negociaciones paritarias redunde en una recuperación del poder de compra de los trabajadores. Eso dinamizaría el consumo privado. En esa dirección deberá colaborar también el Consejo del Salario cuando defina el salario mínimo vital y móvil que regirá a partir del segundo semestre del año. Podría tomarse como guía el porcentaje de la última actualización de la Asignación Universal por Hijo del 40 por ciento.
El control de la inflación también ayudaría para consolidar el actual nivel de tipo de cambio establecido por el Gobierno. Esto despejaría incertidumbre y daría también su impulso hacia el consumo, el crédito y la producción. Paralelamente se puede pensar en la instrumentación de políticas de crédito productivo con tasas subsidiadas, especialmente orientadas al incremento de la producción de bienes incluidos en Precios Cuidados. Esto reforzará el programa de administración de precios y permitiría un incremento de la oferta acorde con la mayor demanda de consumo.
Una de las bondades que mostró el Pro.Cre.Ar fue la orientación del consumo hacia un bien que, además de su importancia material y simbólica, tiene una cadena productiva totalmente local y mano de obra intensiva. Con esa lógica deberían pensarse las políticas que busquen recuperar el consumo. Una posibilidad en el mismo sentido es la devolución del IVA para las compras de artículos incluidos en Precios Cuidados, realizadas con tarjetas correspondientes a la AUH, Progresar y a las jubilaciones mínimas. Por otra parte, el reciente programa Pro.Cre.Auto apunta a redinamizar la producción de un sector que sufrió el doble impacto de la retracción del consumo privado y de las exportaciones.
En definitiva, se trata de pensar medidas que apunten a la expansión del gasto, la promoción del empleo y la producción, a la par que se avanza en el control de los precios. Siempre manteniéndonos alejados de las recetas ortodoxas que proponen el ajuste del gasto como herramienta para controlar la inflación, recetas que en un pasado reciente llevaron al país a una situación extrema de pobreza, desempleo, recesión y endeudamiento externo.
El otro punto que se deberá atender es el de las exportaciones. Una gran parte de la caída se debe a la retención especulativa de granos que hacen los productores. El impacto negativo sobre el nivel de actividad económica que implica una caída en las exportaciones netas, puede ser compensado por mayor consumo, público y privado, pero con un menor ingreso de divisas. De todos modos es esperable que la consolidación del tipo de cambio desincentive la especulación y se dinamicen las exportaciones agrícolas. Adicionalmente debemos considerar los pagos de deuda externa y la importación de combustible, elementos que implican esfuerzos de corto plazo en el sector externo de la economía.
En términos de mediano y largo plazo, es importante considerar los problemas estructurales que derivan en la restricción externa, con los que siempre chocaron los modelos de crecimiento en nuestro país. Esto implicará una mayor integración de las cadenas de valor local, el desarrollo del sector productor de bienes de capital, la recuperación del sector energético, la reorientación de las pautas de consumo y de los modelos productivos. Paralelamente, el avance sobre el empleo en negro, el apoyo a los trabajadores de la economía social y a la agricultura familiar serán imprescindibles para lograr transformar el crecimiento en desarrollo y la inclusión en justicia social.
Publicada en Página/12