Durante el primer trimestre del año los gremios más importantes lograron mantener el poder adquisitivo, aunque no alcanzaron a recuperar lo perdido previamente. La pérdida respecto a 2015 equivale a decir que se trabaja un año, pero se cobra por 9 meses.
Álvaro Arellano
A fuerza de paritarias en apertura constante, los trabajadores del sector privado lograron seguir de cerca la evolución de la inflación durante el primer trimestre de 2023. Ante la contundente derrota en la guerra contra los precios, ratificada por el dato inflacionario de abril, lo que le queda como objetivo al gobierno nacional para el resto del año es sostener un índice, no muy por encima del 100%, con control de daños. El problema sigue siendo qué va a suceder con los que están por fuera de los convenios colectivos.
Si bien hubo una leve mejora de los salarios en el primer trimestre, no fue suficiente. Los ingresos perdieron respecto al mismo período de 2022 e incluso se muestran bastante por debajo en relación al último año de Cambiemos. La pérdida respecto a diciembre de 2015 ya es del 24%, lo que equivale a decir que se trabaja un año, pero ahora se cobra 9 meses. En contraposición a ese escenario, continúa un incesante fenómeno de generación de empleo privado registrado, que en febrero sumó 31 meses de crecimiento consecutivo.
Tal como viene sucediendo el último tiempo, esa mejora en la generación de empleo no termina de tener impacto en los bolsillos. Al observar los sectores de la economía que recuperaron mayor cantidad de puestos desde febrero de 2020, aparecen Construcción, Industria y Comercio. Si bien estos rubros explican cantidad, no se trata precisamente de los sectores con mejores sueldos.
Otra cuestión a tener en cuenta es que en medio de un crecimiento de la actividad económica, tal como el que se registró durante los últimos meses, las empresas percibieron un escenario posible para contratar personal. Pero ese crecimiento se fue desacelerando durante la segunda parte de 2022 y encontró su piso durante febrero de este año. La duda es si esa desaceleración llevará los datos de la actividad a terreno negativo y si terminará por frenar el crecimiento del empleo.
El Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía, expuso esa evolución a través de un gráfico que muestra que en la segunda mitad de 2022 el crecimiento económico se fue frenando y en febrero de 2023 llegamos a una tasa prácticamente nula de crecimiento: la actividad fue sólo 0,2% mayor a la de un año atrás.
En paralelo al comportamiento de la actividad, analizaron la evolución de los ingresos. En ese sentido, sostuvieron que los acuerdos paritarios compensaron parte de la pérdida salarial del tercer trimestre de 2022, cuando se había disparado la inflación por la corrida cambiaria de mitad de año y ya en el primer trimestre de 2023, los salarios registrados le ganaron a la inflación.
En diálogo con El Ciudadano, el economista de Mate, Lavih Abraham, explicó: “El primer trimestre de 2023 los salarios le ganaron a la inflación después de varios meses de pérdida. Con esto el gobierno nacional logra un empate entre precios y salarios durante su gestión, estamos igual al principio, pero también podemos analizar que no se recuperó la pérdida sufrida durante el gobierno anterior, cuando se perdió entre el 20% y 24% de poder adquisitivo respecto a 2015”.
La leve mejoría trimestral no alcanzó a evitar que el salario de marzo sea 3% más bajo que el de un año atrás y 8% más bajo que el del último año de Macri. En relación a una década atrás, el salario perdió el 24%, “lo que equivale a decir que se trabaja un año, pero ahora se cobra 9 meses”, según destacaron desde Mate.
En comparación a la administración de Cambiemos, Abraham consideró: “La diferencia es que hay más puestos de trabajo, hay más movimiento, pero la dinámica inflacionaria es compleja y altera la vida cotidiana. Ya estamos en un nivel en el que no se puede resolver con las mismas herramientas políticas y económicas que tenían cuando la inflación era del 3%. Lo que ahora necesitamos es pensar en un plan de estabilización de precios y salarios, algo que requiere acuerdos políticos y eso lo veo difícil en este momento pre electoral”.
Mientras tanto, al gobierno nacional se le achica el margen de maniobra a partir de variables para nada auspiciosas. El cuadro se agrava con la situación del comercio exterior. Debido a la sequía y al incremento de importaciones, en marzo el intercambio de bienes con el exterior dejó un saldo negativo de más de 1.000 millones de dólares, el peor saldo de los últimos doce meses.
“Conteniendo el dólar y con algún acuerdo de precios se puede sostener esta inflación, que ya de por sí es altísima, pero se puede pensar en sostener ese 100% con control de daños para no llegar que se espiralice. Bajarla es un tema más complejo”, concluyó el economista del Mirador.
Publicada en El Ciudadano