El economista de Mate, Lavih Abraham, analizó la marcha de la actividad económica, el dólar y la inflación
Alvaro Torriglia y Sandra Cicaré
“El gobierno cambió la prioridad y hoy se focaliza en un control de daños”. El economista Lavi Abraham, integrante del Mirador de la Actividad, el Trabajo y la Economía (Mate), estimó que la pelea por evitar una disparada del dólar y mantener el crecimiento y el empleo reemplazaron el objetivo inalcanzado del ministro Sergio Massa de marcar un sendero a la baja de la inflación. Una pulseada permanente y desigual, acotada por el poco margen de maniobra que deja el acuerdo con el FMI. En este marco, el también docente de Economía Política en la UNR, describió los principales puntos del último informe de coyuntura elaborado por Mate y analizó el escenario económico de corto y mediano plazo.
-El título del último informe de coyuntura de Mate podría ser que el ajuste no ajusta. Porque pese a la política de recorte de gasto acordada con el FMI, el déficit no baja.
-Es así porque dejamos de crecer en el último trimestre de 2022. Hay muy poco aumento de la actividad económica en general y la recaudación no está aumentando. Falta el impulso del sector público para generar mayor actividad, cae la recaudación y el recorte de gasto activa el multiplicador hacia atrás. El Fondo Monetario está mirando permanentemente las cuentas a través de las revisiones trimestrales y no hay demasiado margen de maniobra. Históricamente hay un aumento del gasto que sostiene la actividad pero para que eso funcione ahora el gobierno debería correrse un poco del acuerdo con el Fondo. La actividad privada no encuentra expectativas de crecimiento y se conjugan una serie de factores para generar la famosa expectativa autocumplida. Y ahí es la acción estatal la que tiene que venir a romper un poco ese ese círculo vicioso. Evitar a toda costa caer en una recesión.
-¿Qué factores están jugando más para esa confluencia? ¿Inflación, sequía?
-Por supuesto que una inflación anual de 100% hace mucho más complejo cualquier tipo de decisiones. Y me parece que hay expectativas de cambio de gobierno de ciertos sectores económicos, que también está jugando. A pesar de que siguieron las inversiones el año pasado y de que no es para nada desdeñable el nivel de inversión que hubo en Argentina en llos últimos años, en este momento hay un montón de dudas. También influye la brecha cambiaria y la falta de dólares, sobre todo en las decisiones de empresas internacionales, que siempre miran sus resultados en moneda dura. Se están conjugando estas estas variables para tener esta situación económica en la que todo está medio a la espera.
-El informe de Mate muestra que desde que se firmó el acuerdo con el Fondo, la inflación se aceleró
-Se aceleró pero no sé si estrictamente tiene que ver con el Fondo. Estamos con una inercia inflacionaria muy alta. Esto es, una inflación generando la propia inflación. Llevamos varios meses de un aumento un ritmo de alrededor del 100% ó 110% anual, y que a lo mejor va a llegar a 120%. La influencia del Fondo está en que ciertas variables empezaron a manejarse con otro criterio. Me refiero a la tasa de interés y al crawling peg, por el que el tipo de cambio se va moviendo a la par de la inflación. Ya no se puede usar el ancla cambiaria. Pero son muchas otras cosas que se conjugan. Esta inercia promueve contratos indexados y todo termina en una inflación que se sostiene a sí misma.
-Daría la impresión que Massa está tratando de coordinar estas expectativas dándole lo que piden a los distintos sectores con capacidad de presión económica. ¿Tendría que ser al revés?
-Me parece que hay margen para que si el gobierno les da a ciertos actores económicos algunas ventajas, estos deberían mínimamente jugar al mismo juego. El gobierno les está dando dólar soja, por ejemplo, pero después no hay liquidación. Firma acuerdos de precios pero después las empresas no lo cumplen. Me parece que ahí sí hay margen para algún tipo de “castigo”. El gobierno da pero no recibe nada a cambio. Me parece que ahí habría que ajustar un poco.
-Le están soltando la mano a Massa?
-Es difícil saberlo. Puede que haya actores o grupos económicos apostando a un cambio de signo político en el gobierno. En general van cambiando de intereses y, al mismo tiempo, la idea misma de grupos económicos es un poco difusa. Hay que ver quienes hegemonizan al interior de los grupos económicos. En este momento esa puja no está clara. Tenemos algunos apoyando al gobierno pero muchos otros apostando a un cambio de régimen con la idea de que va a haber una liberalización mayor del acceso a divisas. Algo que no veo tan claro que el gobierno que viene pueda hacer. Creen que va a pasar lo que pasó en 2016 pero no tenemos la misma situación. En ese año se venía de un gran desendeudamiento y ahora estamos endeudados.Y después del pago famoso a los fondos buitres, ese año se abrió el acceso a mercados internacionales. Este acceso tampoco está. La idea de que van a llover los dólares es ilusa. Es cierto que el panorama exportador del año que viene permite pensar que entren más dólares, a partir sobre todo de la cuestión energética. Pero no es la situación de 2016 y no está claro que pueda haber una liberalización cambiaria.
-Uno de los datos del informe de Mate es que sigue a buen ritmo la creación de empleo. ¿Hasta cuándo puede seguir así en una economía que se frena?
-Lo que estamos viendo ahí es que los salarios son baratos. Es verdad que si la economía no sigue creciendo va a ser difícil que siga generando empleo pero, al mismo tiempo, la variación de precios relativos de los últimos siete u ocho años ha hecho que el salario promedio sea barato para los empresarios. No quiere decir que sea regalado ni mucho menos pero sí que la variación de precios de otras cosas ha hecho que sea barato contratar gente. También hay una política. Pero efectivamente si deja de crecer la economía va a ser más difícil que se siga generando empleo.
-Massa va de un lado a otro buscando dólares para fortalecer las reservas y llegar un poco más aliviado hasta el periodo de las elecciones. En ese marco negocia con Brasil y China la desdolarización. ¿Puede ser una oportunidad para que los países de la región consolidan su intercambio con sus monedas?
-Efectivamente, hay una oportunidad. Esto no aleja la restricción externa en el sentido de que para conseguir los reales, hablando del caso de Brasil, también vamos a tener que conseguir dólares. Pero me parece que lo que se busca es quitarle presión a la cotización del dólar. Por un lado afianzar el Mercosur, que es algo que además Brasil busca, y por otro lado, achicar el mercado del dólar local y ver si de esa manera se bajan las expectativas de una devaluación. Algo que no viene pasando
-La corrida va a ser una situación permanente este año?
-La presión va a estar. Por un tiempito logramos cierta cierta calma pero va a volver. Porque además hay un ajuste permanente del dólar oficial y esto también se va a ver reflejado en los tipos de cambio paralelos. El gobierno está tratando de afinar todas las herramientas posibles para evitarlas. La última semana se volvió a cambiar la normativa de operación en estos mercados. Pero la tensión va a estar, sobre todo en un año en el que se está jugando la continuidad política del gobierno. La búsqueda de un sendero a la baja en materia de inflación, que era la idea original de Massa cuando llegó al Ministerio de Economía quedó muy atrás. Hoy la prioridad es que las variable no se le descalibren totalmente. Sí. Cambió las prioridades. Hoy están tratando de controlar el dólar, sostener lo que se pueda del crecimiento y empleo y evitar que la inflación simplemente se descalabre. Pero al mismo tiempo yo no veo a la inflación yéndose tan para arriba. En marzo del 2022 tuvimos 6,7% y en marzo de 2023, de 7,7%. Llevamos un año entero de de alta inflación pero me parece que va a estar más o menos rondando el mismo nivel. La prioridad del gobierno hoy pasar por un control de daños.
Publicada en La Capital