Diego Kofman
Desde la firma del nuevo acuerdo con el FMI, hasta febrero de 2023, el organismo realizó cuatro desembolsos por un monto equivalente a 23.520 millones de dólares. En el mismo lapso, el gobierno nacional tuvo que usar 18.580 millones de dólares para cancelaciones de la deuda anterior con esa entidad contraída por la gestión de la Alianza Cambiemos. Es decir que, si tomamos los meses de marzo a febrero, el endeudamiento neto con ese organismo es de 4.940 millones de dólares. Además, en este período el gobierno incrementó la deuda “con otros organismos y bilaterales” por un total de 2006 millones de dólares. En paralelo, el gobierno canceló deuda con otros acreedores por 741 millones de dólares.
Entre marzo de 2022 y enero de 2023, Argentina importó bienes por un valor CIF de 75.638 millones de dólares, mientras que los pagos realizados por importaciones de bienes del período -incluyendo los bienes (FOB) más el flete y el seguro- fueron de 67.631 millones de dólares. Es decir que, desde marzo a enero se postergaron pagos de importaciones por 8.007 millones de dólares, lo que contribuye a sostener las reservas ahora, pero incrementa paralelamente el endeudamiento comercial de nuestro país.
Por otro lado -en el mismo período- las exportaciones de bienes totalizaron 81.063 millones de dólares, mientras que los cobros por exportaciones totalizaron U$S 83.395 millones. Es decir que, entre marzo y enero se cobraron anticipadamente exportaciones en forma neta por 2.332 millones de dólares. Esto se explica principalmente por la instrumentación del denominado “dólar soja” de septiembre y de diciembre.
Entre estas tres fuentes de financiamiento, Argentina logró un “ahorro” neto de 16.543 millones de dólares entre marzo y diciembre. Por otro lado, en el período de vigencia del nuevo acuerdo, el intercambio comercial de bienes arrojó un superávit acumulado de 5425 millones de dólares. De modo que el ingreso neto de divisas por el intercambio comercial y por los tres mecanismos detallados totalizó casi 22.000 millones de dólares.
Al final de febrero las reservas fueron de casi 39.000 millones de dólares, lo que representa un incremento de sólo 2000 millones de dólares respecto del valor de finales de febrero de 2022, previo al acuerdo. Es decir que, por otros mecanismos, se perdieron casi todos los dólares (20.000 millones de dólares) provenientes del intercambio comercial de bienes, del endeudamiento comercial y del endeudamiento externo público.
Eso muestra la gravedad del problema del frente externo de nuestra economía, problema con el que dejara al país la experiencia neoliberal del gobierno encabezado por Mauricio Macri, pero que hasta el momento el gobierno del Frente de Todos no ha podido resolver y que condiciona el desempeño de nuestra economía en el marco del nuevo acuerdo con el FMI: pagos derivados del sobre-endeudamiento externo público y privado y excedentes que se transforman en activos externos.
Luego de haber logrado reducir el ritmo devaluatorio al 20 por ciento anual y a pesar del incremento de los precios internacionales de nuestras exportaciones, el gobierno volvió a la política de crawling peg para llegar a finales de febrero de 2023 con una tasa de devaluación interanual del 82,3 por ciento.
El mayor ritmo devaluatorio se traduce en presión inflacionaria por varias vías: incremento del precio interno de los bienes exportables, incremento del costo productivo por insumos importados, incrementos del precios del sector energético por los vestigios de dolarización propios del sector y por sus importaciones, las grandes empresas trasnacionalizadas aceleran sus precios domésticos para sostener y recomponer la rentabilidad en dólares, se incrementa el costo financiero de las empresas endeudadas en dólares, se incrementa el costo de repago de la deuda comercial que se viene acumulando por el atraso de pagos en la importación de bienes.
El conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, marcó un nuevo despegue en los precios internacionales de las commodities, algo no previsto en el acuerdo con el fondo. La aceleración acordada del ritmo devaluatorio amplificó el impacto inflacionario de la guerra sobre nuestra economía. En vez de mecanismos de desacople, la nueva política cambiaria amplificó el impacto interno de la suba de precios internacionales.
A un año del acuerdo tenemos una moneda más débil, un mayor ritmo inflacionario y es nula la acumulación de reservas internacionales. Con el diario de un año después quizá podamos entender mejor la posición de quienes, aun siendo parte del oficialismo, se negaron a votar el acuerdo logrado por el ex-ministro Guzmán.
Publicada en Página/12